Autor Norelys Morales Aguilera.
En la presentación de su libro 'El lado frío de la almohada' (2004), la escritora española Belén Gopegui comentó que “si tuviera que elegir un objetivo para conseguir con esta novela sería que las personas interesadas por lo que ocurre en Cuba dejaran de conformarse con lo que dicen los medios de comunicación de masas y buscaran sus propias fuentes de documentación”, mientras ella confiaba que aún pueden existir personas que logren acercarse a la verdad de su pueblo en medio del bombardeo mediático, que aún no cesa.
Este 30 de diciembre se dio el testimonio inequívoco de por qué no hay que conformarse con esos medios agendados fuera de Cuba. Lo dice todo la lamentable y frustrante la imagen no noticiada de los corresponsales extranjeros en La Habana esperando que algo sucediese en la Plaza de la Revolución a las 3:00 p.m., a propósito de la convocatoria de un performance de la artista Tania Bruguera. No sucedió. Se llevaron la migaja noticiosa de amplificar “la ola de arrestos” no documentados que se habrían producido en La Habana.


Uno fue durante la décima Bienal de La Habana en el 2009, cuando armó un performance, 'El susurro de Tatlin', mediante una tarima con un telón marrón en el Centro de Arte Contemporáneo Wilfredo Lam, e invitó al público a que dijeran lo que quisieran en un minuto. Cualquiera votaría con las dos manos por el anuncio.
Al margen de las valoraciones artísticas de la Bruguera con el trabajo en la conducta, quizás esta presentación habría sido significativa estéticamente en aquel contexto de un evento artístico de alto vuelo, pero fue relegada mediáticamente al secuestrar el performance personajes como Yoani Sánchez que en esos momentos estaba siendo lanzada al estrellato mediático por publicaciones del capital transnacional como El País de España con su agente en La Habana, Mauricio Vicent.
Yoani y su esposo Reinaldo Escobar luego emplearon el video grabado para varias manipulaciones – “itinerario blogger” lo llamaron– como una realizada en Santiago de Cuba y otra en el poblado de Taguayabón en la provincia de Villa Clara.
El segundo antecedente, fue que Bruguera estuvo presente durante el Occupy Wall Street, pero no hay testimonio de que se uniese a las demandas básicas de aquellos indignados: trabajo, justicia y educación, resueltas en Cuba e insatisfechas hasta hoy por “la democracia” de EE.UU. que asesina y reprime afroamericanos, entre otras violaciones. Menos se le vio en medio de la represión que acabó con el Movimiento, ni enfrentada a la brutalidad represora en el parque “Zucotti” (allí sí estuvieron otros connotados artistas). La mujer puso pie en polvorosa, pero sacó dividendos mediáticos capitalizados para una supuesta indignación cubana.
Así, la artista que se define como política, no tuvo ocurrencia artística alguna de ese corte en 2011, pero ahora sí, cuando los gobiernos de Estados Unidos y Cuba han decidido el restablecimiento de relaciones diplomáticas que podría poner en peligro a la floreciente y senil industria de la contrarrevolución sustentadora de la “disidencia” mercenaria cubana.
Fondos que ha destinado EEUU a Cuba desde la década del 40 del siglo pasado hasta la actualidad. Fuente: Oficina de Préstamos y Donaciones al Extranjero del Gobierno de los EEUU. |

No dispongo de otras fuentes que no sean los rastros de Tania Bruguera en Internet al igual que cualquier internauta. Veamos desde cuándo participa públicamente en el asunto y quiénes la acompañan o dirigen.
Continuará...
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