Tomado del Blog "El Heraldo Cubano".
El pasado 01.01.2013 la multipremiada bloguera oficialista de Washington Yoani Sánchez Cordero,
publico un artículo titulado “En este 2013: Razones para quedarse”.
Lamentable resulta que esta supuesta mujer de éxitos tenga tan poco
conocimientos de historia, de economía y de política, algo ya demostrado
durante su entrevista con el destacado periodista francés Salim Lamrani.
Como si describiera un apocalipsis de la situación de la emigración cubana actual, la señora Sánchez parece que no sabe o recuerda que la población de la Isla de Cuba se conformó con la inmigración española, africana, china, libanesa, siria, polaca-judía
y de muchas nacionalidades más. Quizás por su procedencia social y el
lugar donde vivió hasta su juventud en un barrio cuasi marginal, no tuvo
contacto con la verdadera sociedad cubana.
Para nadie es un secreto las oleadas de
españoles, incrementada a partir de los años veinte, que llegaban a Cuba
buscando mejoras económicas, como hacen hoy muchos europeos, incluidos
jóvenes españoles hacia otros países de Europa e incluso de Asia y
América latina, pues la gravísima crisis económica en que viven los hace
buscar respiro fuera de casa, algo a lo que ella no está obligada por
el fuerte financiamiento que recibe a través de premios inmerecidos que
buscan escamotear sus servicios a la CIA y al gobierno
norteamericano en su labor subversiva contra su propio país, e incluso
la corresponsalía ilegal que le otorgó el diario “El País”, mientras
hacer fuertes recortes de personal profesional y verdaderamente
calificado.
Lo que no dice la bloguera oficialista de los EE.UU. es que Cuba desde hace 50 años padece de una guerra económica establecida en el Programa Cuba, del gobierno norteamericano de conjunto con la CIA, para evitar que el gobierno revolucionario cubano pueda satisfacer las necesidades económicas de su pueblo,
algo que consta en los documentos desclasificados de los Estados
Unidos; ni del programa de sabotajes a toda la economía cubana que
diseñó ese gobierno desde 1962, donde contempló la destrucción de la
industria eléctrica, del petróleo, del cemento, níquel, del azúcar, de
la confección de ropas y calzado, más otras de menor tamaño que
producían para el pueblo, algo que también está desclasificado hoy en
día.
Penosa profesión ha escogido la señora Sánchez de ser la vocera del imperio yanqui,
ese que asesina a personas inocentes durante los bombeos
indiscriminados en sus guerras injustificadas y cargadas de mentiras con
tal de ocupar países, al mejor estilo napoleónico.
Ni una palabra de solidaridad con el pueblo español o griego que si padecen desde hace años de una insalvable crisis económica
que dejará sin sueños a jóvenes y adolecentes, al carecer de recursos
para alcanzar un nivel profesional como el que poseen hoy los cubanos
que viajan a buscar otros horizontes y que desgraciadamente pocos pueden
ejercer la profesión que lograron en la Isla en otras tierras. Sería
bueno que ella pudiera comprobar cómo médicos, ingenieros, abogados,
economistas trabajan en bares y restaurantes en los Estados Unidos,
cuidan ancianos o chapean hierba en jardines de personas que jamás
tendrán la posibilidad de tener el nivel educacional de ellos, porque no
pudieron pagar un carrera universitaria, mientras en Cuba no cuesta un
céntimo llegar a un aula de un centro de altos estudios.
Lo que no dice la bloguera oficialista
de los EE.UU. es que en la Isla se vive con limitaciones económicas
pero con una seguridad social y médica que jamás tendrán los que pueden
obtener una visa para viajar a otro país, algo bien difícil para los ciudadanos de a pies que no cuentan con el apoyo de la CIA o del Gobierno Yanqui.
Hoy en día en cualquier ciudad
norteamericana los emigrados son la última carta de la baraja y además
siempre tienen la posibilidad de morir bajo las balas de un desquiciado
mental que compre libremente un arsenal de armas para asesinar a
mansalva a jóvenes estudiantes.
Quizás por eso ella no sea de las que
digan a dios en la escalera del avión, porque es de esas personas que
dicen “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”.
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