Tomado de Rebelion
La derecha cree que el poder le pertenece. Cuando salen
electoralmente de los palacios de gobierno, suelen desconocer las
elecciones. Primo de Rivera, Franco, Pinochet, Salazar, Videla, Carmona…
Desde que desapareció la URSS, la derecha del fin de la historia creyó
que ya no tenía adversarios. Chávez les descuadró las cuentas. Por eso
aplicaron en Venezuela todas las tretas. Pero el proceso bolivariano las
derrotó todas, incluido el golpe tradicional.
Tuvieron que ponerse la
máscara de demócratas. Cuando les sacas diez puntos, parece que no les
queda otra que aguantarse. Eso sí, no sin intentar enturbiar los
procesos electorales. Cuando las cifras son más apretadas, dan una
patada a la mesa. Algo que nunca ocurre cuando el mismo caso ocurre en
la dirección contraria.
Todos los grupos de observación
internacional en Venezuela expresaron este 15 de abril sus conclusiones
sobre las elecciones presidenciales: han sido elecciones limpias,
transparentes, fiables, en conclusión, expresión veraz de la voluntad
popular. Todos los grupos han coincidido. Observaciones internacionales
donde están ex Presidentes de los tribunales electorales de América
Latina. Incluidos los de países donde se desarrollan sistema políticos
bien diferentes, como Colombia o México. Capriles quiere desconocer
estas declaraciones colectivas prestigiosas, y se ha apoyado en
individualidades (un eurodiputado del PP que lleva diez años haciendo
las mismas declaraciones), o en un par de gobiernos que suelen pecar de
los mismos excesos. Qué curioso, los de los dos países que reconocieron
como Presidente al golpista Carmona en abril de 2002. El gobierno
español de Aznar (hoy de su delfín, Mariano Rajoy) y los Estados Unidos
de la doctrina Monroe (da igual que el inquilino de la Casa Blanca sea
Bush o sea Obama).
Capriles ha desconocido la victoria de Nicolás
Maduro, quien le ha sacado los votos que le sacó Aznar a Felipe González
o Felipe Calderón a Andrés Manuel López Obrador. Por supuesto, más de
los que le sacó Bush a Al Gore. Pero a Capriles le ha dado lo mismo y ha
llamado a sus huestes a la insurrección. Y le han hecho caso: quema de
Centros de Diagnóstico Integral (ambulatorios), de sedes de partidos
(del Partido Socialista Unido de Venezuela), asedio a las televisiones
públicas (VTV y TeleSur), persecución de médicos cubanos, quema de casas
sociales y asesinato de chavistas (disparados desde vehículos).
Azuzados por los que, hace apenas dos días, sonreían diciendo que para
chavistas, ellos.
Que iban a respetar las misiones, que iban a
nacionalizar a los médicos cubanos, que iban a defender los logros de
los últimos años, que estaban con el pueblo. Les sale el golpista en
cuanto se juntan tres o cuatro.
Y el gobierno del Partido Popular,
apoyando. Qué bochorno. Como si no nos bastara el daño que nos hacen
dentro, también nos avergüenzan fuera.
Venezuela ha aprendido del
golpe de 2002. También América Latina. Sabe que los que ahora desconocen
el resultado, son los fascistas de siempre. Un periodista venezolano
del Opus Dei, destacado por matar a Chávez diez o doce veces antes de
tiempo, afirmó este lunes 15 que en un centro médico se escondían cajas
con papeletas electorales. Las turbas de la oposición han tomado ese
centro, destrozando todo, agrediendo a los médicos, secuestrando a
pacientes. Unos atizan el odio y otros lo ejecutan. No son menos
culpables.
Capriles pide el conteo del 100% de los votos. No
habría problema, salvo que es mentira que les interese el resultado.
Saben que han perdido. Se lo ha dicho, incluso, el rector electoral que
tienen en el CNE. Todos los expertos del mundo saben que auditar el 54%
de los votos es mucho más de lo necesario. Es la proporción que se
audita en Venezuela. Esa auditoría ha demostrado que el recuento manual
de las papeletas y el resultado de la máquina coinciden. 15 auditorías
previas habían blindado previamente el procedimiento. El sistema
venezolano es el más auditado del mundo. Capriles quiere ahora que se
cuenten el 100% de los votos. Y lo exige desde sus medios de
comunicación. Lo único que busca es desconocer al Consejo Nacional
Electoral (si quiere ese conteo, debiera impugnar las elecciones, pero
no lo hace porque quedaría como un imbécil después de las auditorías ya
efectuadas).
Quieren tiempo y ruido. Por lo mismo muestran fotos de
destrucción de material electoral de otros comicios (de 2010) como si
fueran actuales, para enardecer a sus ya abducidos fanáticos. ¿No es un
delito incitar al odio y la violencia a través de mentiras?.
En
otros países, lo que ha hecho Capriles y los medios de comunicación que
le apoyan les significaría cárcel. Son comportamientos insurreccionales
que desconocen las leyes aplicando violencia. No es desobediencia civil
pues es violenta y no busca generalizar ningún derecho. Qué hipócrita el
PP que apoya estos comportamientos y quiere encarcelar a los
indignados, a los desahuciados, a los estudiantes a los que se les niega
el derecho a estudiar. El fascismo de siempre, que no cree en la
democracia.
Hace poco Aznar estuvo en el continente organizando
una derecha iberoamericana. Aquí les vemos actuando. El fascismo de
siempre dándole un tiro en la cabeza a un trabajador mientras le grita:
¡Para que aprendas, fascista! Capriles, el PP y el fascismo de siempre.
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