Publicado en Rebelion
Lo primero que debemos decir es que estamos ante un libro que recoge y
vuelve tangible un blog. Los textos de un blog tienen las limitaciones
de lo urgente y precipitado, los textos de un libro ganan tiempo para
estar más reflexionados y elaborados pero no pueden dedicarse a los
acontecimientos de la inmediata actualidad. Sospechas y disidencias
supone para el panorama editorial cubano la novedad de combinar los dos
formatos. Pero es que el blog La pupila insomne, de donde proceden los
textos de este libro, también fue en su día algo novedoso. El fenómeno
de La pupila insomne, cuya responsabilidad y culpabilidad es totalmente
de Iroel Sánchez, muestra dos cosas: la primera, el mérito de su autor; y
la segunda, la necesidad de más audacia en el periodismo cubano.
Durante años, a quienes defendíamos Cuba o denunciábamos las mentiras
mediáticas en nuestros países, nos decían, como argumento para
desautorizarnos, que no vivíamos en Cuba. Como si no pudiéramos
denunciar los crímenes en Iraq porque no vivimos en Iraq. En otras
ocasiones nos decían que si tanto nos gustaba Cuba, que nos fuéramos a
vivir aquí. Y parafraseando a Carlos Puebla, podemos decir “Y en eso
llegó Iroel, y los mandó parar”.
Porque Iroel Sánchez vive en Cuba y
escribe sobre Cuba y quienes nos decían que nosotros no vivíamos en la
isla o debíamos venirnos se han estrellado. Los medios comerciales
neoliberales presentaban el panorama cubano dividido entre una prensa
gubernamental monolítica que escribía al dictado y unos heroicos
blogueros díscolos y perseguidos que, como David, se enfrentaban al
Goliat gubernamental cubano. Y ahora aparece un David, con su honda La
pupila insomne, que defiende a Goliat, porque en Cuba, Goliat es el
pueblo cubano. Y es que en Cuba todo es al revés. Aquí los blogueros
disidentes ganan más dinero que los ministros, es el único lugar del
mundo donde los exiliados en Miami vuelven de vacaciones o ser atendidos
gratuitamente por los médicos cubanos. Y son los blogueros que
defienden la revolución los perseguidos, perseguidos por la censura y el
silencio de los medios occidentales, perseguidos por las mentiras que
circulan sobre su país y que deben enfrentar. Decían que el gobierno
cubano no dejaba salir a los famosos blogueros disidentes, pero hay que
decir que son los gobiernos europeos los que no dejan entrar a los
blogueros revolucionarios. Porque los primeros tienen su agenda repleta
de ágapes y recepciones en España y Europa, y a Iroel ni lo invitan ni
lo citan. Por eso tenemos que venir nosotros aquí a escucharlo, o sea,
que nos venimos a Cuba como ellos querían.
Luego está lo de la
audacia que señalaba anteriormente. Porque creo que la revolución
también debe aprender del fenómeno de La pupila insomne. Debe aprender
que muchas veces los revolucionarios pueden ser más eficientes cuando se
les deja que tomen sus propias iniciativas. Sin duda, los ejércitos
revolucionarios deben estar organizados y trabajar de forma colectiva,
pero algunas veces no viene que mal que, una noche, mientras todos
descansan, un soldado se levanta se introduce en terreno enemigo, les
quita unos fusiles y vuelve a su campamento con armas incautadas para la
revolución. Y eso es lo que ha hecho Iroel Sánchez, sin que ningún
superior se lo ordenara, se fue sigilosamente al terreno enemigo del
ciberespacio capitalista, no robó armas, pero lanzó sus posts y volvió a
casa, y cuando los del bando capitalista se levantaron encontraron que
alguien les había dejado el ciberespacio lleno de unas verdades sobre
Cuba que no podían rebatir y se llevaron tremendo disgusto. En cambio,
los que nos consideramos revolucionarios que vivimos en la zona
capitalista cuando nos levantamos y vimos por todos lados las palabras
que Iroel había dejado nos alegramos tanto que hemos venido aquí a
abrazarlo.
Ahora ustedes pueden leerlas en este libro, porque se me
olvidó contarles que Iroel también ha incluido algunas verdades de las
que vio en el capitalismo aquellas noches en que vino a lanzar
clandestinamen te sus mensajes.
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