Salim Lamrani
Opera Mundi
El programa “Yo, sí puedo”
Cuba ha elaborado un
programa de alfabetización que ha permitido a más de cinco millones de
personas de 28 países aprender a leer, escribir y sumar.
Según
la UNESCO, hay en el mundo 796 millones de adultos analfabetos, o sea
el 17% de la población mundial. Más del 98% se encuentra en los países
del Tercer Mundo. Las dos terceras partes son mujeres. Los países del
África subsahariana y del sur y el oeste de Asia cuentan con “un 73% en
el déficit mundial de alfabetización de adultos”. En cifras absolutas,
el número de analfabetos en estas regiones sigue creciendo. En cuanto a
los niños, sólo el 44% están escolarizados en preescolar (148 millones),
o sea que el 66% no tiene acceso a ese nivel de enseñanza (222
millones). A nivel primario, 67 millones de niños no están
escolarizados. La UNESCO lanzó entonces un llamado para reducir en un
50% el número de analfabetos para 2015. El organismo de la ONU señala
que los progresos realizados en este campo “fueron en el mejor de los
casos decepcionantes y en el peor esporádicos”. Según la UNESCO, “para
revertir esta tendencia es necesario que los gobiernos del mundo actúen
con determinación” [1].
No obstante, la UNESCO revela una excepción: América Latina y el Caribe. Esta excepción se debe en parte al Programa Yo, sí puedo:
El
programa Yo, sí puedo, que creó en 2003 el Gobierno cubano ha tenido
amplios resultados […]. Aplicado en 12 de los 19 países de América
Latina en 2008, forma parte de estrategias más amplias a favor de la
realización de la alfabetización universal en el Estado Plurinacional de
Bolivia, en Ecuador, en Nicaragua, en Panamá y en la República
Bolivariana de Venezuela [2].
Basado
en la filosofía de José Martí resumida en la siguiente cita: “Todo
hombre tiene derecho a educarse, y en pago contribuir a la educación de
los demás”, el Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño de Cuba
lanzó el programa “Yo, sí puedo” en 2003, destinado a alfabetizar a los
adultos iletrados. La adquisición de las capacidades de lectura,
escritura y aritmética es indispensable para disfrutar de una plena
ciudadanía. Constituye el primer baluarte contra la exclusión y la
pobreza, y lleva a la realización de lo que Martí llamó “la plena
dignidad del hombre”. La UNESCO subraya que “la educación salva vidas:
la tasa de mortalidad infantil baja cuanto más se eleva el nivel escolar
de la madre”. Así, si todas las mujeres hicieran estudios secundarios,
se salvarían 1,8 millones de niños al año. Del mismo modo, la salud de
los niños estaría más protegida: “Es menos probable que los niños cuya
madre ha hecho estudios manifiesten un retraso de crecimiento o una
insuficiencia ponderal” [3].
Partiendo de
la problemática de la dispersión territorial de la población analfabeta,
el programa “Yo, sí puedo” se elabora mediante la radio y la
televisión. Así, la educación a distancia mediante las tecnologías de
comunicación ha demostrado su eficacia. En efecto, este método, que
crearon los mejores especialistas cubanos bajo la dirección de la
pedagoga Leonela Inés Relys Díaz, permite llegar a un gran número de
personas, es ahorrativo en capital humano, material y financiero y no
necesita instituciones escolares para su puesta en práctica. Basado en
el estímulo constante y un procedimiento sencillo (pasar de las cifras a
las letras), con secuencias escucha/lectura y escucha/escritura, y
dividido en tres etapas (aprendizaje de base, enseñanza de la lectura y
de la escritura, consolidación), permite el crecimiento del trabajo
individual así como el mejoramiento de la autoestima del iletrado.
Permite también la cooperación familiar y crea vínculos estrechos entre
las personas letradas e iletradas. La posibilidad de usar el método en
casa permite también evitar los efectos psicológicos debidos a la mirada
ajena sobre el aprendizaje personal. Por otra parte, la corta duración
de los programas facilita la motivación de las personas. Por fin, se
basa en el principio fundamental del voluntariado, lo que aumenta la
eficacia. [4].
Se elabora un diagnóstico
integral destinado a evaluar las características socioeconómicas,
geográficas, políticas, culturales y religiosas de la región a
alfabetizar, y también se evalúa el número de puestos de radio y
televisión presentes en la localidad. Un estudio analiza también los
resultados obtenidos en los procesos anteriores de alfabetización. En
efecto, el conocimiento profundo de las peculiaridades de la población
analfabeta permite la elaboración de los cursos radiales y televisivos.
Se
establecen varias estructuras para permitir el control del proceso de
alfabetización y conseguir los mejores resultados. El trabajo es a la
vez individual y colectivo, con una visita regular del profesor a sus
alumnos. En cada clase, se abordan temas de interés como la salud, la
familia, los ancianos, el medio ambiente, la historia y la cultura. Las
personas en proceso de aprendizaje reciben de cuatro a cinco clases de
30 minutos semanales por televisión durante tres meses (32,5 horas
lectivas o 65 clases) y una serie de siete fichas. Para la radio, el set
se compone de 25 casetes de 60 minutos que representan cincuenta
clases, 32 fichas y una guía del monitor.
El programa “Yo, sí
puedo” se aplicó con éxito en Venezuela, donde se alfabetizaron más de
1,5 millones de personas, en Bolivia, en Ecuador y en Nicaragua, que son
las únicas naciones latinoamericanas que se han librado del
analfabetismo en la última década, según la UNESCO. También se utiliza
en otros países del continente y del mundo, como Nueva Zelanda, y se
aplica en varios idiomas entre ellos el francés y los idiomas indígenas
(guaraní, maorí).
El programa “Yo, sí puedo” se utiliza también
en España. En efecto, la ciudad de Sevilla pidió los servicios de los
profesores cubanos, bajo la coordinación del Profesor Carlos M. Molina
Soto, para enseñar a leer y escribir a sus ciudadanos [5]. Después
de un estudio realizado por la alcaldía se descubrió que 34.000 de los
700.000 habitantes de la capital andaluza eran totalmente analfabetos.
En dos años, 1.100 adultos se alfabetizaron en los treinta centros de
alfabetización que se abrieron en la ciudad. Otros municipios de España,
país que cuenta con 2 millones de analfabetos, estudian las
posibilidades de aplicar el método cubano en su territorio. [6].
En
Australia, el método de alfabetización se utiliza para las poblaciones
aborígenes – el 60% son analfabetos funcionales– que aprenden a leer y
escribir en tres meses. Además de la lectura, de la escritura y del
álgebra de base, Cuba les ofrece la posibilidad de aprender a usar las
nuevas tecnologías.El programa cubano se beneficia del apoyo del
gobierno australiano, de la Universidad de New England y del Consejo de
Tierras Aborígenes [7]. Sin embargo, Australia
ocupa el segundo puesto mundial en términos de desarrollo humano, justo
detrás de Noruega, según las Naciones Unidas [8].
El
programa “Yo, sí puedo” recibió el Premio de alfabetización Rey Sejonh
de la UNESCO en 2006 por su aporte a la educación de la humanidad. Irina
Bokova, directora general de la organización de la ONU saludó el método
subrayando su carácter ejemplar de cooperación Sur-Sur. [9] En
efecto, desde 2003, más de siete millones de personas de 28 países
diferentes aprendieron a leer y escribir gracias al programa cubano [10]. Miguel
Livina, representante de la Oficina regional de cultura para América
Latina y el Caribe de la UNESCO, declaró que los gobiernos y las
instituciones internacionales deberían tomar más en consideración el
método cubano. También se saludó públicamente el método durante la XX
Cumbre Iberoamericana en 2010 [11].
Un
nuevo programa, denominado “Yo, sí puedo seguir”, destinado a
perfeccionar los conocimientos de las personas alfabetizadas, también se
inauguró en las naciones donde el programa “Yo, sí puede” se aplicó con
éxito.
En términos de política social y de cooperación
internacional, Cuba es el modelo a seguir. Esta pequeña nación demuestra
que es posible contribuir a la mejora del bienestar de los más
desfavorecidos del planeta, a pesar de sus recursos limitados. Los
países más desarrollados deberían inspirarse en ella.
Notas:
[1] UNESCO, La crise cachée: les conflits armés et l’éducation, Rapport mondial 2011, Naciones Unidas, París, 2011, p. 72. http://unesdoc.unesco.org/images/0019/001917/191794f.pdf (sitio consultado el 20 de mayo de 2013).
[2] Ibid. , p. 37, 76.
[3] Ibid ., p. 39.
[4] Leonela Inés Relys Díaz, «La alfabetización por radio y televisión», Yo, sí puedo. http://yosipuedo.com.ar/art-leonela.htm (sitio consultado el 20 de mayo de 2013).
[5] Correspondencia con el profesor Carlos M. Molina Soto, 17 de noviembre de 2011.
[6] Antonio
Rodrigo Torrijos, “Torrijos pregunta en el pleno del Ayuntamiento sobre
el futuro de Yo, sí puedo”. Al pleno del Ayuntamiento de Sevilla”, 15
de septiembre de 2011. Véase también Cubainformación, «Alfabetización cubana en Sevilla», 7 de febrero de 2008. http://www.cubainformacion.tv/index.php?option=com_content&task=view&id=3286&Itemid=86 (sitio consultado el 12 de abril de 2008).
[7] EFE , «Un método desarrollado en Cuba enseña a leer y a escribir a aborígenes australianos», 1 de julio de 2012
[8] Programme des Nations-unies pour le développement, «Indice de développement humain IDH, classement 2011», 2011. http://hdr.undp.org/fr/statistiques/ (sitio consultado el 20 de mayo de 2013).
[9] Granma , « Reconoce la UNESCO el método cubano de alfabetización », 24 de mayo de 2011. http://www.ain.cu/2011/mayo/24aem-unesco.htm (sitio consultado el 20 de mayo de 2013).
[10] Antonio Ernesto Guzmán, «Más de siete millones de personas alfabetizadas con el método Yo, sí puedo», Granma, 23 de abril de 2013. http://www.granma.cubaweb.cu/2013/04/23/nacional/artic04.html (sitio consultado el 20 de mayo de 2013).
[11] Granma , « Reconoce la UNESCO el método cubano de alfabetización », op. cit.
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