Autor: Stephen Zunes
En su discurso de hoy ante la Asamblea General de las Naciones
Unidas, el presidente Obama dijo cosas importantes y válidas sobre
derechos humanos, control de armas y gobernanza global. Pero hay que
señalar lo que el presidente NO dijo.
El presidente habló
del obstruccionismo ruso y chino respecto a Siria. Su abuso del poder de
veto convierte, en las palabras de la embajadora de EE.UU. ante las
Naciones Unidas Samantha Power, al Consejo de Seguridad en “rehén”.
Pero
el presidente no se mostró dispuesto a reconocer el obstruccionismo y
abuso de EE.UU. de su propio poder de veto. Desde que China se unió a
las Naciones Unidas en 1971, ese país ha utilizado su poder de veto ocho
veces, mientras que Rusia (y antes la Unión Soviética) usaron su
derecho a veto 18 veces durante ese período.
En
comparación, EE.UU. ha usado su poder de veto 83 veces durante el mismo
período. El caso más reciente fue cuando Obama ordenó vetar una
resolución unánime del Consejo de Seguridad de la ONU reiterando la
ilegalidad de los asentamientos israelíes en territorios bajo ocupación
beligerante extranjera y llamando a la congelación de la construcción de
nuevas colonias.
Otro tema planteado por el presidente es
la proliferación de armas nucleares y, en particular, el programa
nuclear de Irán. El presidente Obama ha presionado exitosamente al
Consejo de Seguridad de la ONU para que imponga duras sanciones a Irán
por violar una serie de resoluciones y no detener su programa de
enriquecimiento de uranio.
Pero EE.UU. ha bloqueado la
imposición de otras resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU
respecto a los programas nucleares de aliados de EE.UU. que –a
diferencia de Irán– poseen realmente armas nucleares.
La
Resolución 487 del Consejo de Seguridad de la ONU llama a Israel a poner
sus instalaciones nucleares bajo la regencia del Organismo
Internacional de Energía Atómica. La Resolución 1137 del Consejo de
Seguridad de la ONU llama a India y Pakistán a eliminar sus arsenales
nucleares y misiles de largo alcance. Pero el Gobierno de Obama no solo
se ha negado a apoyar la implementación de esas resoluciones, sino que
además suministra a los tres países cazabombarderos jet con capacidad
nuclear y otra ayuda militar.
De la misma manera, el
Gobierno de Obama ha bloqueado repetidamente la convocatoria de una
conferencia internacional planificada hace mucho tiempo sobre el
establecimiento de una zona libre de armas nucleares en Medio Oriente
(similar a las que ya se han establecido con éxito en Latinoamérica,
África, el Pacífico Sur, Asia Central y el Sudeste Asiático), como pide
la Resolución 687 del Consejo de Seguridad de la ONU y la más reciente
conferencia del Tratado de No Proliferación Nuclear.
En
2003, EE.UU. bloqueó un borrador de resolución del Consejo de Seguridad
de la ONU reiterando los llamados para el establecimiento de esa zona
libre de armas nucleares.
Mientras el Gobierno de Obama ha
revertido la oposición directa de los gobiernos anteriores al respecto,
la obsesión de EE.UU. por el programa nuclear civil de Irán mientras
bloquea el progreso de iniciativas semejantes de desarme en toda la
región, otorga poca credibilidad las proclamadas preocupaciones de
seguridad de EE.UU.
Otros asuntos del discurso fueron la
democracia y los derechos humanos. El presidente Obama reitera su
llamado a más respeto por los derechos civiles y políticos fundamentales
por parte de las naciones del mundo.
Pero el presidente
no planteó el hecho de que EE.UU. sigue siendo el principal patrocinador
militar, económico y diplomático de los regímenes autocráticos que
quedan en el mundo y de los ejércitos de ocupación.
Ciertamente
hay que cuestionar los abusos de los derechos humanos en Siria, Irán,
Sudán y otros regímenes autocráticos a los que se opone EE.UU. Pero el
continuo flujo de armas y otra ayuda de seguridad a dictaduras
represoras y sus ataques contra el Consejo de Derechos Humanos de la ONU
y a reputados juristas internacionales por documentar crímenes de
guerra de aliados de EE.UU. dificulta que el Gobierno de Obama se
coloque en una posición moral elevada.
El presidente Obama ha calificado frecuentemente a EE.UU. de nación imprescindible y excepcional. Hoy repitió esa idea.
“Algunos
podrán estar en desacuerdo, pero creo que EE.UU. es excepcional”, dijo
Obama en su discurso, arremetiendo contra el artículo de opinión del
presidente ruso Vladimir Putin en el New York Times en el cual cuestiona esa noción.
Pero
la excepcionalidad estadounidense no se puede basar solo en su poder
militar y económico, sino en su disposición a aplicar los valores que
Obama y otros dirigentes estadounidenses han adoptado como principios
universales, no como puntos de conversación política a fin
aplicarlos estrechamente para nuestros propios propósitos geopolíticos.
Stephen Zunes: es profesor de Política y Estudios Internacionales en la Universidad de San Francisco, EE.UU.
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