En este pedazo del mundo denominado Cuba se ha celebrado no solamente el
advenimiento del nuevo año, sino también el 55 aniversario del triunfo
de la Revolución Cubana
Siempre habrán motivos para las esperanzas con cada nuevo año que llega. Nadie nunca espera lo peor. Con suficientes razones y garantías o no para aspirar a un escalón más alto de la existencia humana, a los seres humanos nos guía una intuición ancestral y especial de supervivencia, desarrollo y bienestar. Por eso y, sostenidos por la perseverancia, cada día de comienzo de año, esa especie de etapa de relevo de sueños, se propone nuevos y más prometedores augurios.
Siempre habrán motivos para las esperanzas con cada nuevo año que llega. Nadie nunca espera lo peor. Con suficientes razones y garantías o no para aspirar a un escalón más alto de la existencia humana, a los seres humanos nos guía una intuición ancestral y especial de supervivencia, desarrollo y bienestar. Por eso y, sostenidos por la perseverancia, cada día de comienzo de año, esa especie de etapa de relevo de sueños, se propone nuevos y más prometedores augurios.
En todas partes del mundo, al menos en
la parte más visible de cada pueblo, las fiestas han matizado ese
instante definitorio entre el año viejo y este nuevo año 2014. Siempre
será motivo para la indagación e investigación antropológica y
sociológica, conocer en qué colectividades humanas y en qué estamentos
preteridos de las llamadas sociedades civilizadas, han pasado “sin penas
ni glorias” las festividades por el año nuevo, y las causas esenciales
que determinan esos resultados.
En este pedazo del mundo
denominado Cuba se ha celebrado no solamente el advenimiento del nuevo
año, sino también el 55 aniversario del triunfo de la Revolución Cubana,
ocurrido el 1 de enero de 1959, que constituye el hito más prominente
de nuestra historia en el siglo XX. En aquella primera ocasión se
festejó con ribetes de fiesta nacional la conquista de la libertad y la
derrota de una tiranía entronizada desde 1952, tras una larga y cruenta
lucha del pueblo cubano, librada en montañas, llanos y ciudadades, bajo
la guía de Fidel Castro.
Cincuenta y cinco años después del
triunfo, la Revolución Cubana continúa en el poder y, a pesar de todos
los “pesares”, como se pudiera decir sintéticamente, está siendo
esencialmente la misma aunque como ha sido siempre en este lapso
histórico se renueva de acuerdo con las circunstancias y los tiempos.
Sus enemigos históricos, el imperialismo norteamericano y la reacción
contrarrevolucionaria, nunca han cesado sus planes para destruirla e
instaurar el viejo régimen que fuera destronado aquel primero de enero y
en los años posteriores, a medida que las medidas y obras
revolucionarias iba construyendo una nueva sociedad. Hoy, junto con
aquellas mismas fuerzas, asoman sus “orejas peludas”, nuevos enemigos
solapados, coligados o no con los anteriores, que coinciden con ellos y
buscan retrotraernos al pasado capitalista tan pronto puedan sobrepasar
una invisible e impredecible frontera de seguridad y salvación de la
misión histórica de la Revolución.
En el discurso de Raúl
Castro, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, existen
elementos cardinales de la reflexión que exige este momento político y
su devenir.
Si los cubanos han sido capaces de salir triunfantes
después de las más duras batallas por la sobrevivencia de la Revolución
y la nación cubana, si se han mantenido fieles a las ideas cardinales
que han sido fuente nutricia desde el 10 de octubre de 1868 hasta el
presente, tenemos fe y confianza en que la unidad supere a la desunión,
pues la división en política es la muerte; que los consensos puedan más
que las discrepancias; que la previsión permita ver más lejos que la
improvisación cegata, pues como dijera José Martí: “Prever es la
cualidad esencial, en la constitución y gobierno de los pueblos.
Gobernar no es más que prever”. “”…prever es el dedeber de los
verdaderos estadistas: dejar de prever es un delito público…”. “En
prever está todo el arte de salvar”. “Salvarse es prever”. “Prever es
vencer”. “Nadie quiere convencerse de que prever es ver antes que los
demás”.
En fin, existen muchos retos para Cuba. ¿Y cuántos otros
muchos retos existen para el mundo, a corto y largo plazo? Sortearlos a
pesar de los peligros grandes y pequeños que acechan en los caminos, es
la condición del triunfo salvador.
Por eso, ante este reciente
2014, es válido este mandato de José Martí: “Saludémonos en este nuevo
año con la esperanza de que nuestras virtudes podrán más que nuestros
defectos”.
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