La portavoz del Departamento de Estado, Marie Harf, declaró el 13.02.2014 “es absolutamente falso que Estados Unidos está interesado en influenciar la situación política en Venezuela”.
¿Padecerá del mal de Alzaimer o le faltarán conocimientos de la historia tenebrosa de su propio país?
Eso mismo declaró ante la Asamblea
General de Naciones Unidas en abril de 1961, el embajador norteamericano
Adlai Stevenson, ante las acusaciones del Gobierno de Cuba por los
bombardeos de aviones norteamericanos a los aeropuertos de Santiago de Cuba, La Habana y la base aérea en San Julián, previo a la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos.
Poco tiempo después el Sr. Stevenson
pasaba la vergüenza ante el mundo de ser considerado un mentiroso y
títere de la política sucia de su país.
Negar sin el menor sonrojo que Estados
Unidos no está interesado e inmiscuido hasta la médula, en derrocar al
gobierno actual de Venezuela es algo sin calificativos exactos para
describirlo.
Si Estados Unidos no tuviera interés en
cambiar a su favor la situación revolucionaria que existe en Venezuela,
cómo justifican entonces la conformación de cinco grupos interagencias
para monitorear a Cuba y Venezuela, según fue publicado el 12.09.2006 en
los diarios The Miami Herald, Bradenton Herald, The State y otras 15 publicaciones locales estadounidenses.
Estos cinco grupos son dirigidos por el
Departamento de Estado, el Departamento de Comercio, el Consejo de
Seguridad Nacional y el Departamento de Seguridad Interna.
¿Cómo puede entonces justificar la vocera del Departamento de Estado lo contrario?
La sra. Marie Harf, a pesar de ocultarse
bajo una piel de oveja, se le ven las patas de lobo, por lo que debe
preparase mejor para no seguir haciendo el ridículo y estudiar los
antecedentes disponibles.
Es importante que conozca que el director
de Inteligencia Nacional, designó al veterano oficial de la CIA Patrick
Maher, como director de la misión para Cuba y Venezuela, lo que
reafirma la importancia que le brinda Estados Unidos a estos dos
gobiernos.
Es público el dinero que ha entregado a
la oposición venezolana el Gobierno norteamericano, a través de sus
agencias como USAID y NED.
La
USAID entregó antes de las pasadas elecciones presidenciales, 20
millones de dólares entre los jóvenes estudiantes de universidades
venezolanas, para acciones de desestabilización y promover el voto
contra el presidente Nicolás Maduro.
Los antecedentes hablan por sí solos. En
el 2009 investigadores de universidades norteamericanas detectaron la
participación de empresas y fundaciones como la NED, vinculadas a
algunos bancos en las actividades de desestabilización en Venezuela,
mediante transacciones de dinero, vía de Panamá y Colombia.
Comprobaron que testaferros al servicio
de los yanquis en Colombia, entregaron dinero a venezolanos en el estado
de Táchira y Zulia, y el 28 de mayo del 2009 dirigentes estudiantiles
opositores al gobierno chavista, recibieron por esa vía 40 mil dólares
para preparar acciones violentas en las calles.
Los programas de Acción Encubierta de la
CIA contra Venezuela son una copia de los desarrollados contra la
Revolución cubana y buscan “provocar la sustitución del régimen por uno que sea más aceptable para Estados Unidos”.
Para eso crearon y financiaron la llamada “oposición”, la cual es
apoyada por una poderosa ofensiva propagandística que de realce a sus
actividades.
El estudio del Plan Magosta refleja
similares medidas contra Venezuela, como es la Guerra Económica para
evitar la satisfacción de las necesidades del pueblo por parte del
gobierno y mediante campañas de propaganda sucia, inculpar al régimen de
ser incapaz de hacerlo.
Al releer ese importante documento del
Gobierno norteamericano contra Cuba, de enero de 1962, se comprueba la
participación de diferentes Departamentos y Agencias de inteligencia,
entre ellos el Departamento de Estado, de Defensa, la CIA y la Agencia
de Información de Estados Unidos, responsables de organizar y financiar
las medidas aprobadas, incluidas las manifestaciones públicas.
Ante la violencia brutal de la llamada
oposición, financiada y dirigida por los norteamericanos, y previendo la
respuesta gubernamental venezolana, los que sirven fielmente al
Gobierno de Estados Unidos, salieron de inmediato a tratar de contener
la justicia revolucionaria.
Entre los que se destacan en este
servilismo está la OEA, y aunque condenó los hechos de violencia,
exhortó a las partes en conflicto en Venezuela a evitar nuevas
confrontaciones, al considerar que “no se debe responder a la protesta ni a los hechos delictivos cometidos por “sujetos aislados”, ejerciendo más violencia contra personas, grupos de personas, medios o instituciones”.
Otra que recibió órdenes de proyectarse es la organización Human Right Watch, la que declaró que “se
lleve a cabo sin demora una investigación imparcial sobre las muertes
de al menos tres personas y los más de 60 heridos en las marchas”, evidenciando que la justicia venezolana pudiera no ser adecuada a los hechos.
Múltiples prueba debe tener el Gobierno
de Maduro, pues las actividades opositoras son amplias y gozan del
respaldo oficial de Estados Unidos.
La historia de las acciones yanquis se repiten, son las mismas contra todos los gobiernos que no son de su agrado.
Quien lo dude, que lea un poco y encontrará la verdad.
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