Publicado en El Heraldo Cubano.
Autor: Arthur González
El tema racial contra Cuba es recurrente
cuando se desea fomentar campañas mediáticas, con la malsana intención
de crear matrices de opinión contrarias a la Revolución.
No hay proceso social en el siglo XX que
haya hecho más por eliminar la discriminación racial y darle a las
personas de raza negra, china y mestiza, el lugar humano que merecen.Es
sabido que no hay obra humana perfecta pero de lo que fue la cruel y
despiadada discriminación de los chinos, negros y mulatos en Cuba antes
de 1959 a lo que se ve hoy, es de la noche al día aunque desde Estados
Unidos se pretenda fabricar lo contrario.
Hoy en la isla no se le impide a nadie
ingresar en una escuela, círculo infantil hospital, centros de
recreación y esparcimiento, o un puesto laboral en un banco,
restaurante, centro comercial, universidades, la radio, el teatro,
televisión y hoteles, por el color de la piel que tenga una persona.
Negros y blancos pueden sentarse en el
mismo banco de cualquier parque, sin que los nacidos con la piel oscura
sean obligados a pasearse por el contorno exterior como fue hasta 1959.
Al observar en estos días los asesinatos
de niños y jóvenes negros a manos de policías blancos estadounidenses,
nos percatamos lo que es una verdadera represión policía y la
discriminación por el color de la piel.
Sin embargo, a pesar de que la policía de
Estados Unidos está llevando a cabo una cruzada contra los ciudadanos
negros en Baltimore, New York y otras ciudades del país que se auto
titula “campeón” de los derechos humanos del mundo, los
contrarrevolucionarios cubanos, creados, entrenados y financiados por
los servicios de inteligencia norteamericanos han enmudecido.
Para esos asalariados que viajan a
Norteamérica para recibir orientaciones de cómo actuar para la creación
de cruzadas propagandísticas contra su patria, la muerte del joven negro
Freddie Gray, a manos de policías blancos que lo golpearon salvajemente
hasta matarlo, no hay una sola palabra de denuncia porque los que les
pagan no lo admiten.
Para el resto de los
contrarrevolucionarios internos el toque de queda impuesto por las
autoridades estadounidenses en el estado de Maryland y la verdadera
represión de la policía contra el pueblo, no ha sido motivo de denuncias
ni declaraciones a la prensa extranjera ni solicitud de misas en las
iglesias por el asesinato del joven negro de solo 25 años, mientras
estaba detenido arbitrariamente por la policía yanqui.
¿Dónde están los reclamos del supuesto
“Comité Ciudadano por la Integración Racial”, ese engendro alimentado
desde la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana, que se
auto proclama defensor de los derechos humanos, especialmente de los negros y mulatos?
¿Qué han dicho sobre esa violencia racial los contrarrevolucionarios negros Juan
Antonio Madrazo Luna, Eleanor Calvo Martínez, del supuesto
“Observatorio Ciudadano contra la Discriminación”, la presidenta de las
Damas de Blanco, la inculta y grosera Berta Soler, el Premio Sajarov
Guillermo Fariñas, Ángel Moya, Manuel Cuesta Morua, y los demás
contrarrevolucionarios de raza negra que tantas acusaciones falsas
realizan contra su patria”?
¿Enmudecieron los asalariados Antonio
Enrique González-Rodiles, Yoani Sánchez Cordero, José Daniel Ferrer,
Elizardo Sánchez Santa Cruz Pacheco , y Martha Beatriz Roque Cabello,
ante esa salvaje represión y detenciones arbitrarias?
¿Cuáles son las razones por la que
esos contrarrevolucionarios no se pronuncian contra tales violaciones de
los derechos humanos y civiles?
¿Por qué no se atreven a participar
junto a los ciudadanos estadounidenses negros en sus protestas contra el
salvajismo brutal de la policía?
Ante esos hechos el silencio cómplice
de los asalariados cubanos de los yanquis, corrobora lo que todo el
mundo sabe: sus falsas acusaciones a la Revolución son fabricadas en
Estados Unidos.
Si son tan humanos y sienten tanto
amor por el prójimo, deberían aprovechar las facilidades de visado que
todos tienen para visitar Estados Unidos, para unirse a sus hermanos
negros en sus luchas por alcanzar lo que la Revolución les dio a todos
los cubanos, tengan cualquier color de la piel sin discriminarles
denominándoles “afrocubanos”, pues en Cuba todos son plenamente CUBANOS.
José Martí fue aplastante sobre ese tema para los que intentaron la división de los cubanos, cuando aseguró:
“Desde la primera constitución de la
independencia el 10 de abril de 1869 en Guáimaro, no se habló nunca de
blancos ni de negros”.
“En Cuba no habrá nunca guerras de razas”.
“Cubano es más que blanco, más que mulato, más que negro”.
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