Publicado en El Heraldo Cubano
El día en que los ciudadanos
estadounidenses conozcan la verdad de lo que hacen las autoridades con
su dinero, las calles se colmarán de personas en protesta por la forma
en que se despilfarra su contribución.
Si la prensa norteamericana, esa que
asegura decir toda la verdad con plena libertad, explicara en detalles
los cientos de miles de millones de dólares que ha malgastado desde hace
medio siglo la Casa Blanca, para sostener a los contrarrevolucionarios
en Cuba, seguramente que las manifestaciones fueran masivas.El
país que posee la deuda externa más amplia del mundo, y a inicios del
presente año fiscal se vio obligado a cerrar museos y oficinas públicas
por falta de dinero, le entrega millones de dólares a los llamados
“disidentes” cubanos, en un esfuerzo inútil por derrocar el sistema
socialista de la Isla, algo que finalmente reconoció el presidente
Barack Obama.
A pesar del fracaso de su política
continúan regalándole a esos “opositores” el dinero de los
contribuyentes norteamericanos, como se demostró recientemente mediante
la entrega de un premio en Miami, a uno de los viejos asalariados de
Washington, nombrado René Gómez Manzano, personaje que vive sin trabajar
desde hace 45 años pero disfrutar su vida a plenitud gracias a los
miles de dólares que le envían desde Estados Unidos.
Ni este ni otros contrarrevolucionarios
de su generación, han logrado mover las bases del sistema socialista en
Cuba y menos aun engrosar las filas de la mal llamada “disidencia”, con
jóvenes universitarios.
La membrecía de sus grupúsculos mantienen
una elevada edad y aunque critican al gobierno de la Isla por tener
muchos adultos mayores en sus filas, los asalariados siguen la misma
línea, al no tener la capacidad para atraer a los jóvenes cubanos, que
no obstante sentirse insatisfechos por la difícil situación económica de
su país, no son opositores al sistema que los educa, cultiva
espiritualmente y les brinda salud gratuitamente.
Gómez Manzano estudió Licenciatura en
Derecho en la Universidad de la Habana, pero no se gana el pan diario
con el sudor de su frente, sino con el del enfrente, pues es en Estados
Unidos donde los trabajadores aportan el dinero que más tarde le sea
enviado a sus bolsillos y de otros “disidentes”, posibilitándoles vivir
plácidamente sin necesidad de trabajar.
Desde que Obama entró a la Sala Oval,
aprueba 20 millones anuales para las acciones subversivas contra Cuba y
recientemente se anunció oficialmente el incremento hasta 30 millones
para el nuevo año fiscal.
Esa es la forma más fácil de despilfarrar el dinero ajeno.
Por eso como expresa José Martí: “…honor y corazón se truecan fácilmente por dinero”.
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