Autor: Alberto Buitre *.
Ahora que Donald Trump anda prometiendo por todo Estados Unidos que el país necesita dejar de regalarle dinero a la gente, quizá le llegue la indirecta a Barack Obama y este decida evitar tirar a la basura 23 millones de dólares al año, que es la cantidad de dinero que el Departamento de Estado obsequia a Radio y Televisión Martí para transmitir desde Miami mensajes hacia Cuba para intentar desestabilizar a la Revolución Cubana.
Desde su inauguración en 1990, Estados Unidos ha gastado casi 600 millones de dólares en Radio y Televisión Martí. Y no, no lo paga con el dinero de algunas corporaciones, ni con las donaciones de los llamados "exiliados" cubanos.
Lo ha pagado con dinero de la clase trabajadora estadounidense, que año con año se truena los dedos por pagar sus impuestos y sale a su jornada laboral cada día de la semana, sin saber que el Gobierno de su país ocupa sus dólares para que la supuesta disidencia cubana radicada en Miami, viva gratis.
Pero esos 23 millones al año se cuentan aparte de los 75 millones de dólares que Washington designó, tan sólo entre 2009 y 2012, a acciones de desestabilización de la Revolución Cubana, mediante asignaciones de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), según reporta la propia Radio y TV Martí.
Y las acciones continúan. De acuerdo con información de ese medio, la USAID ha destinado en este 2015 un total de 4,3 millones de dólares a la New América Foundation "para sus programas en Cuba" hasta septiembre de 2015. E informa al respecto que "la agencia USAID destaca que su objetivo es aumentar la capacidad de los cubanos a participar en los asuntos públicos, mejorar los derechos humanos en la isla, llegar a la comunidad disidente y comprometer a los ciudadanos para mejorar las habilidades locales de liderazgo, fortalecer la capacidad de organización, facilitar estrategias de difusión, y apoyar un mayor acceso a la información y la comunicación"
Informa Radio y Tv Martí que la USAID dio a conocer la lista de las organizaciones que reciben financiamiento de su programa de "ayuda a los cubanos":
- Foundation for Human Rights in Cuba, 3.4 millones desde septiembre 2011 hasta septiembre 2014
- Grupo de Apoyo a la Democracia, 3 millones desde septiembre 2012 hasta septiembre 2015
- International Relief and Development, 3.5 millones desde septiembre 2011 hasta septiembre 2014
- International Republican Institute, 3 millones desde septiembre 2012 hasta septiembre 2015
- Loyola University, 3 millones desde septiembre 2010 hasta septiembre 2013
- National Democratic Institute, 2.3 millones desde septiembre 2011 hasta septiembre 2014
- New America Foundation, 4.3 millones desde septiembre 2012 hasta septiembre 2015
- Pan-American Development Foundation, 3.9 millones desde septiembre 2011 hasta septiembre 2014
En términos de negocios, se podría decir que cada dólar invertido a "ayudar a los cubanos" se ha ido por el caño. Y lo que es peor, se han tenido que pagar los costos de una producción irrisoria, ya que el Gobierno de Cuba salió fortalecido al grado de ya tener una Embajada despachando en Washington y se encuentra en el principio de un proceso de normalización de relaciones con Estados Unidos, algo que ambos países han calificado como "histórico" y de provecho para los dos, pero sobre todo, para las familias cubano-estadounidenses.
Pero Estados Unidos no lo ha perdido todo, ni mucho menos. Este proceso de deshielo con Cuba le supone mejorar sus relaciones con Latinoamérica y evitar las fricciones con naciones aliadas de la Revolución cubana como Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador, inclusive Rusia o China. En ese sentido, el propio Washington tiene la oportunidad histórica de ser quien cierre definitivamente la puerta a las reminiscencias de la Guerra Fría. Es pues, el inicio de una nueva era en el mundo.
En ese sentido se facilita el acceso a productores y empresas de Estados Unidos a un mercado natural como lo representa el cubano, con espacio para todo producto y con ganancias para proveedores. Así, todas las pérdidas económicas derivadas de las malas inversiones en la "disidencia" de Miami o en Radio y TV Martí, podría Washington recuperarlas pronto cuando, al eliminar el Bloqueo económico y comercial impuesto en 1962 contra la isla, direccione los negocios que realice en Cuba hacia otros mercados y latitudes con ganancias de millones de dólares.
Podría imaginar Barack Obama y el pueblo estadounidense que ese es un camino mucho más fácil, inmensamente más barato y sobre todo, elementalmente justo, que el seguido poradministraciones de la Casa Blanca desde 1960. Y es que la plena normalización de las relaciones bilaterales ofrece mayor apertura para el desarrollo y bienestar de cubanos en Cuba y Estados Unidos, quienes podrán tener una relación más natural y resarcir años y años de distanciamiento.
Pero también ganan las y los estadounidenses. Primero porque su Gobierno dejará de tirar el dinero que tanto le cuesta ganar, y segundo porque el restablecimiento de las relaciones permitirá que dejen de ser rehenes de una política obsoleta de congresistas retrógrados, enemigos del cambio, no sólo en Cuba, sino dentro de Estados Unidos para que en el país se disfruten realmente las libertades, valores y derechos que, en su nombre, la "disidencia" cubana ha promovido hipócritamente sólo para hacer dinero fácil.
* Periodista, escritor y blogger. Premio Nacional de Periodismo ONU-DH México
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