Por Arthur González / El Heraldo Cubano.
Carlos Manuel Figueroa, debió pensar las consecuencias de sus actos antes de cometerlos y la violación del perímetro de una embajada no era la solución a su caso.
Ya no saben cómo satanizar más a Cuba, ocultan la verdad, la
tergiversan y hasta inventan actos que más tarde se demuestra que son
irreales. Uno de los últimos desatinos de la llamada “oposición”
asalariada de Estados Unidos, es hacerle creer al mundo que un acto
violatorio de la ley internacional es una violación de los derechos
humanos.
El caso de marras es el de Carlos Manuel Figueroa, es uno de los 53
excarcelados con motivo del acercamiento diplomático entre Cuba y
Estados Unidos, quien fuera detenido el pasado 23.09.2015, por violar la
inmunidad diplomática de la Embajada de Estados Unidos en la Habana, al
saltar su cerca perimetral y entregado a Cuba por los propios
funcionarios estadounidenses encargados de la seguridad.
Quien ahora falsea la verdad es nada menos que Elizardo Sánchez Santa
Cruz y Pacheco, el mismo que publicó hace un tiempo los listados de
supuestos presos políticos, e incluyó a jugadores de futbol, escritores
del siglo XIX y otros inventos más.
Ahora segura que Figueroa fue detenido por transgredir la cerca
perimetral y desde entonces se desconoce su paradero, noticia que le
divulgó gustosamente la agencia española EFE, sin verificarla.
Funcionarios de la propia embajada estadounidense respondieron a EFE
que “los asuntos de seguridad no se discuten con la prensa”, sin
embargo, les exigen a las autoridades cubanas que haga lo contrario.
Esta acción del ex preso Figueroa, es similar a la que hicieron otros
a inicios de los años 80 del siglo pasado, estando Wayne Smith al
frente de la entonces Sección de Intereses, ante la demora del
Departamento de Estados en otorgarles los visados como refugiados
políticos para viajar a Miami, después que cumplieran condenas por
trabajar para la CIA en el intento por derrocar al gobierno de Castro.
Quizás Elizardo, como viejo Camaján, esté tratando de presionar al
gobierno yanqui para que agilice la entrega del visado del ex recluso,
pues todos saben que bajo el derecho internacional los que violen la
inmunidad de los locales que ocupan las oficinas de una misión
diplomática o de la residencia de sus diplomáticos, son sancionados por
la Ley.
Carlos Manuel Figueroa, debió pensar las consecuencias de sus actos antes de cometerlos y la violación del perímetro de una embajada no era la solución a su caso.
En cuanto a Elizardo, José Martí bien calificó a los que como él son instrumentos de quienes le pagan, cuando dijo:
“… nadie más que los siervos sienten necesidad de ser señores”.
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