La larguísima trayectoria mediática de Yoani
Sánchez, que durante los años ha crecido de intensidad, ha tocado su punto más
alto y ha empezado a caer hacia un inevitable punto cero, el merecido báratro en
el que esta mujer, a pesar de contar con el respaldo de las más poderosas
potencias del mundo, precipitará por no haber sido capaz de germinar en la
sociedad civil cubana, una sociedad que la rechaza y repudia vehementemente por
sus lazos con el omnipresente vecino y su congénita aptitud para la estafa
periodística. Su último trabajo es un ejemplo más de este repentino declive ya
que, si antes era capaz de fabricar mentiras al menos verosímiles, ahora parece
haber perdido cualquier sentido común, de pudor y de fantasía.
En su último texto, El Paciente, publicado en su
extranjera bitácora, la fraudolenta bloguera -tratando la cuestión de la
privacidad de los pacientes-
arremetía contra los medios y los médicos cubanos y los acusaba de violar la
intimidad (los primeros) y el juramento hipocrático (los segundos) y utilizar
los archivos médicos como herramienta
ideológica. Así, citaba unos casos concretos en los cuales los medios cubanos
han -efectivamente- difundido informes médicos de unos 'pacientes'.
De esa pequeña lista de casos, se entendían
perfectamente las prioridades éticas de la farsante comentarista. Citaba, en
primer lugar, el caso de ciudadano norteamericano Alan Gross, contratista de la USAID (Agencia de los
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), encarcelado en Cuba por
crímenes contra la seguridad del Estado, y criticaba la difusión de un informe
médico por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (MINREX) para
asegurar que Gross no padecía cáncer y así desmentir otro embuste mediático reiterado
-durante semanas- por la mayoría de los medios internacionales, con unos de los
cuales ella personalmente colabora.
Luego, con intentos conmovedores, hablaba del
caso de la madre de Orlando Zapata Tamayo, el delincuente común que en 2010 -tras
una huelga de hambre para obtener lujosas mejoras carcelarias en su celda-
murió y fue convertido especularmente en un preso político y mártir por la llamada
disidencia cubana. Así, criticaba el hecho de que la prensa cubana había
difundido un video grabado con una cámara oculta, donde Reina Tamayo (la madre
de Orlando) agradecía los médicos que atendieron a su hijo, mientras que
públicamente la misma mujer hablaba de tortura y de homicidio y, sucesivamente
en Miami, denunció la ‘falta de atención médica a tiempo que provocó la muerte
de su hijo’.
Pero la
saga no se quedaba ahí. Sánchez hablaba también del ridículo caso de Marta
Beatriz Roque, a la que -sin mencionarla claramente- calificaba de disidente que se sintió mal mientras
realizaba un ayuno. En ese sentido hay que recordar que la huelga de hambre
de Roque -el pasado septiembre- fue una comprobada estafa mediática, ya que mientras
los medios de todo el mundo anunciaban la inminente muerte de la diabética e
hipertensa huelguista, la llamada disidente recibía comida diaria por su vecino
a través de la ventanilla de su cuarto y se comunicaba telefónicamente con
varios gerentes de Miami. Todo esto fue denunciado por la prensa cubana.
Finalmente llegaba el caso más ‘vistoso’, es
decir cuando la ‘policía política cubana secuestró y golpeó brutalmente’ a la
misma Yoani Sánchez en noviembre de 2009. Los medios internacionales, sin
prueba alguna de los hechos, otorgaron confianza completa al cuento de la
bloguera que obtuvo una inimaginable resonancia mediática, a pesar de la total
inexistencia de signos o huellas que comprobasen la hipótesis de la agresión (algo
que fue confirmado por los médicos que la visitaron).
‘Ahora’,
concluía Sánchez, ‘los mismos medios
oficiales que han utilizado la intrusión en los archivos médicos como
herramienta ideológica, defienden el secretismo sobre el estado de salud de
Hugo Chávez’. Es decir, el único de estos casos donde un enfermo está
realmente enfermo, según Yoani Sánchez, debería ser publicado y convertirse en
algo de dominio público.
Decir que un preso extranjero gozaba de buena
salud, mientras que la prensa de medio mundo lo dibujaba como enfermo de
cáncer. Difundir la versión originaria de una madre que acababa de perder a su
hijo y que todavía no había sido acercada por la llamada disidencia y sus
intentos de especulación. Desenmascarar a dos tristes farsantes, Marta Beatriz
Roque y la misma Sánchez, y desmontar sus shows mediáticos, la huelga hasta la
muerte y el secuestro al estilo ‘siciliano’. Estos han sido los errores de la
prensa cubana y de los médicos cubanos. No han protegido a estos farsantes, han
denunciado públicamente unas verdaderas estafas, unos auténticos fraudes.
A pesar del vergonzoso intento de asociar
estos casos con la real y grave enfermedad del Presidente Hugo Chávez, queda
muy evidente la verdadera razón por la cual Yoani Sánchez arremetía contra los
medios y los médicos cubanos. Ellos se han metido en sus asuntos (personalos o
promocionados por ella) y han enseñado al pueblo de Cuba (y al mundo) los ridículos
fraudes de #YoaniFraude.
gracias por publicarme
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