Publicado en Cubainformación.tv
Decir que Cuba es el enemigo es una
gran mentira inventada por Washington para justificar sus ataques al
gobierno cubano. Por esto considero que el tema debe ser motivo de
perenne atención cuando analizamos el desarrollo y las vicisitudes de
Cuba. Considero que es una obligación de todo cubano luchar por
erradicarla y sobre todo alertar a los menos informados sobre la
historia cubana de los últimos cincuenta años. Esta aberración sólo ha
servido para traerle tragedias a la sociedad cubana.
Hemos escuchado muchas veces que,
ciertas mentiras de tanto repetirse, se convierten en verdades, pero
hay verdades que de callarlas pueden quedar en el olvido.
No nos cansamos de señalar, que la
esencia de la problemática cubana es el cuño de “enemigo” que Estados
Unidos de Norteamérica le ha estampado a Cuba. Esta es una de esas
verdades que no puede ser sepultada.
Las restricciones para viajar a Cuba
están sancionadas en base de la Ley de Comercio con el Enemigo,
aprobada en 1917 durante la Primera Guerra Mundial.
Esta Ley le otorga al gobierno estadounidense la potestad de prohibir transacciones comerciales en tiempos de guerra.
Alegando preocupación respecto a la
seguridad nacional, el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica
dispuso un embargo comercial a Cuba en el año 1961 y en el año 1963 el
Departamento del Tesoro de este país aprobó un acta llamada
Regulaciones para el Control de Activos de Cuba (Cuban Asset Control
Regulations). Esta acta codificó los elementos esenciales del embargo
económico a Cuba, congelando entre otras cosas, todos los activos que
el gobierno cubano poseía en Estados Unidos y prohibiendo cualquier
transacción comercial que no estuviese autorizada por el gobierno
estadounidense. Al prohibirle a los residentes estadounidenses
transacciones con dólares o gastar dólares en la Isla, quedó de facto
restringido el derecho de viajar para cualquier persona residente en
Estados Unidos.
Esa disposición de 1963 fue profundizada
en 1992 cuando se aprobó la Ley para la Democracia en Cuba, también
conocida como Ley Helms – Burton, por medio de la cual se prohibió a
las compañías extrajeras con intereses económicos en territorio
estadounidense, hacer negocios con el Estado cubano.
Sin caer en mayores detalles, lo cual
requeriría toda una conferencia al respecto, hacemos esta breve
explicación para resaltar que las condiciones de Bloqueo impuestas a la
Isla desde 1963 y codificadas de manera inhumana en 1996 por la Ley
Helms – Burton, tienen como fundamento la consideración de que Cuba ha
sido declarada enemiga de Estados Unidos de Norteamérica, con lo cual
entre otras cosas, los servicios de inteligencia estadounidenses se han
considerado con derecho para planear y dirigir cientos de agresiones
militares y políticas contra el territorio cubano.
Es mi estilo no enjuiciar posición
política alguna, por el simple hecho de haberse manifestado con
violencia en un momento dado, estimulada en épocas donde la claridad u
oscuridad de las circunstancias hayan podido justificarla.
Las insurrecciones en contra de las
dictaduras latinoamericanas en la década del sesenta y setenta, la
cubana en contra de la dictadura de Batista y la propia confusión
derivada de la injerencia estadounidense en el proceso revolucionario
cubano en sus comienzos, justificaban aunque no necesariamente
legitimaban, la violencia en contra de reales o confusas situaciones
imperantes. Aquellas generaciones latinoamericanas que nos tocó vivir
en una época donde la violencia política frente a lo que considerábamos
injusto era el camino correcto, adornado incluso de cierto
romanticismo poético, erramos y triunfamos asumiendo posturas de esa
naturaleza. La violencia entonces era parte de la cultura política, al
menos, para quienes estábamos culturalizados en ella. La violencia no
nace solamente de la educación recibida en la casa o la escuelita de
aldea, sino de la cultura formada a través de la historia.
Sin embargo, no enjuiciar actos
personales que de alguna manera fueron justificados en su tiempo, no
significa renunciar a la crítica de actos presentes, si ellos repiten
acciones del pasado cuya práctica terminó en errores y retrasos
sociales que aún están por resolverse.
El enfrentamiento de las corrientes
políticas que desde diversas posiciones revolucionarias asumieron
provisionalmente el vacío de Poder creado por el derrocamiento de la
dictadura de Batista en Cuba, donde descollaba por encima de todas el
liderazgo personal de Fidel Castri, no resta ni agrega a ninguna de las
partes, y sólo sirven para explicar precisamente la dinámica de las
insurrecciones con ánimos o propósitos revolucionarios.
La confusión de entonces, surgió
pensando que las revoluciones eran algo así como un designio divino y
dentro de ellas solamente existía una corriente de pensamiento
verdadera, siendo las demás ideas subproductos de las “confusiones
ideológicas”. Ese aspecto unidireccional que padecieron los
acontecimientos preconizadores de grandes cambios socio políticos,
históricamente levantaron escollos, desde Cromwell, antes del Cromwell y
en el presente, que han hecho y aún continúan haciendo más difícil,
encontrar nuevas vías para implementar una mejor organización política,
con brevedad y un mínimo de rozamientos.
Hoy se sabe que no es así y aunque aún
no se acepta en muchos círculos de la izquierda y en los fanáticos de
derecha, especialmente cuando se detenta el Poder, de hecho se trabaja
por superar esas dificultades que solamente sirven para crear
limitaciones al pensamiento y a la toma de decisiones.
Dentro de estos avatares el Poder en
Cuba se ha dado a la minuciosa tarea de crear espacios de pensamiento y
zonas ejecutivas de acción, que en lo posible se despojen de los
viejos esquemas, labor que parece fácil pero que al parecer, tiene
trabas desconocidas que la dificultan.
El único aspecto negativo que permanece
en pie para beneficiar los nuevos esfuerzos, es el Bloqueo
estadounidense y la permanente posibilidad de agresión por parte de
Estados Unidos de Norteamérica, ya sea esta en lo militar y/o lo
económico, pero sobre todo en el orden de la desinformación, la cual
tratan de controlar a través de la inmensa cadena de medios
internacionales a su disposición.
Como a “río revuelto ganancia de
pescadores”, algunos cubanos, cansados quizás, impacientes otros o
simplemente oportunistas que quieren aprovecharse de las ventajas que
brindan al ocioso el poder vivir sin trabajar, mientras se disfrutan de
los beneficios sociales que les ofrece el medio en que el cual viven,
han repetido el error de dejarse engatusar por los cantos de sirena que
vienen del Norte.
No se trata de juzgar, simplemente de
razonar y a la luz de esas realidades, que esas personas u otras a
punto de confundirse, asuman actitudes políticas consecuentes con las
realidades y busquen nuevas maneras de expresar sus inquietudes, de
manera que lejos de entorpecer, ayuden en la labor de organizar las
instancias estatales y políticas cubanas.
Cuba no es el enemigo, esa ha sido una
imagen virtual creada por oscuros intereses que esconden tanto
creencias hegemónicas, como aspiraciones millonarias de grandes
corporaciones, especialmente aquellas con sede en Estados Unidos de
Norteamérica.
En cambio, dicho país, siempre se ha
comportado como tal y obviamente esto significa que algo anda mal en ese
matrimonio impuesto por la geografía.
Así lo veo y así lo digo.
Hay muchos que lo ven de igual modo pero no quieren decirlo o no pueden o no se atreven.
* Periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.
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