Autor Andrés Gómez
Hará 15 años el próximo 12 de septiembre que el gobierno de Estados
Unidos arrestó y encarceló en Miami a los Cinco: Gerardo, Ramón,
Antonio, Fernando y René. René está libre y sano con los suyos en Cuba
después de cumplir su condena de 13 años de prisión más la mitad de su
sanción de tres años de probatoria. Gerardo, Ramón, Antonio y Fernando
continúan arbitrariamente en prisión.
Como sabemos esto ha ocurrido
mientras que terroristas de la extrema derecha cubano americana, quienes
durante décadas han cometido odiosos crímenes que han ocasionado miles
de víctimas inocentes en Cuba y en otros países bajo las órdenes de
agencias de inteligencia de Estados Unidos, o al menos con la anuencia
de esas mismas agencias, viven libres en Miami. Justicia le llaman los
gobiernos de Estados Unidos a esta cruel e intolerable situación.
Han sido quince largos, y para los 5, interminables años. Aunque cada
uno de los Cinco al asumir la noble tarea que les fue encomendada para
intentar proteger a su pueblo y salvar vidas inocentes bien sabían a lo
que se arriesgaban. Porque desde el triunfo de la Revolución en enero de
1959 -- magno proceso que recuperó para la nación su soberanía y sus
otras libertades fundamentales, sus riquezas y su derecho inalienable de
autodeterminación-- los gobiernos de Estados Unidos no han cesado en su
afán por destruir a Cuba. En realidad los gobiernos de Estados Unidos
desde el mismo principio de la forja de la nación cubana nunca han
cesado en su afán por destruir a Cuba; a una Cuba plenamente soberana e
independiente.
Mienten los gobiernos de Estados Unidos cuando
mantienen que los Cinco estaban involucrados en tareas de espionaje
contra el gobierno de Estados Unidos. Ni una sola prueba pudo presentar
la fiscalía federal que corroborara el cargo de espionaje o de
conspiración para cometer espionaje durante el juicio celebrado a los
Cinco en Miami en 2001. Mintieron y siguen mintiendo cuando lo aseveran.
Mienten los gobiernos de Estados Unidos cuando acusan a
Gerardo Hernández de conspirar para cometer asesinato en el caso del
derribo de los aviones de la organización de terroristas Hermanos al
Rescate que en aquella ocasión volvieron a violar espacio aéreo cubano
en febrero de 1996. La fiscalía federal no tuvo prueba alguna para
substanciar ese cargo y a última hora instó al tribunal retirarlo.
Mintieron y siguen mintiendo cuando lo aseveran.
Mas, como
sabemos, para estos gobiernos la mentira es consustancial a sus
gestiones de gobierno. Así gobiernan; así mantienen su política de
dominio mundial; así inician y sustentan sus guerras imperiales. Así han
mantenido encarcelados a Gerardo, Ramón, Antonio y a Fernando. Así
mantuvieron preso a René hasta que cumplió el último día de su condena
en la cárcel.
Es la fidelidad de esos gobiernos a su política
de terrorismo de estado en contra del pueblo cubano y a sus terroristas
de la extrema derecha cubano americana, los ejecutores de esa pérfida
política, los que los obligó a encarcelar a aquellos que infiltraron a
esas organizaciones terroristas aquí en Miami.
Es la continua
fidelidad del actual gobierno de Estados Unidos, el que preside Barack
Obama, a esa política de terrorismo de estado y a esos terroristas que
por décadas la han ejecutado, lo que obliga a ese gobierno a mantener a
Gerardo, Ramón, Antonio y a Fernando presos cumpliendo improcedentes y
desmesuradas condenas.
Han mentido también los tribunales
federales que en el caso de los Cinco se han doblegado a las exigencias
de las mentiras de los gobiernos de Estados Unidos, subvirtiendo la
imparcialidad de los procesos jurídicos protegidos por las leyes y la
Constitución, impidiendo así que se haga justicia.
El
movimiento político mundial que exige la libertad de los Cinco crece en
alcance y se robustece. Hará, como ha venido haciendo, todo lo posible
para ahora, en este tiempo, lograr la inmediata libertad de Gerardo,
Ramón, Antonio y Fernando. Los que estamos comprometidos en este
extraordinario esfuerzo internacional estamos plenamente conscientes de
que quince años es toda una vida. Esta verdad nos obliga aún más.
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