Publicado en Lente de Aumento
Autor: YISELL RODRÍGUEZ MILÁN
Somos noticia, otra vez.
La web está cargada de fotos y declaraciones de algunos de los más de tres mil cubanos migrantes que, por diversas razones, dejaron atrás la tierra natal para marcharse a Ecuador y, a partir de ahí, emprender una travesía por ocho países de América Latina para llegar a Estados Unidos. [Sugiero que lea mi entrevista La ruta del Ecuador]
Que la gente quiera irse a Estados Unidos no es nuevo. El desarrollo, las posibilidades laborales, los dólares que ayudarán a las familias, inyectan energías contra el peligro. Tanto es así que, en los últimos cuatro años, las fuerzas norteamericanas han capturado en su frontera con México a dos millones 824 mil inmigrantes de diferentes nacionalidades, la mayoría mexicanos…
Durante el año fiscal 2015 (del 1 de octubre de 2014 al 1 de junio de 2015), en la frontera se registraron a 22 mil 869 niños indocumentados con la intención de pedir asilo y beneficiarse de un estatus especial reservado a víctimas de tráfico de personas lo cual casi causó una crisis política en Estados Unidos. Barack Obama, refieren algunos medios, fue criticado por la derecha de relajar la seguridad fronteriza, y por la izquierda por las condiciones de los centros de detención.
En Cuba también estamos acostumbrados, por cercanía geográfica y vínculos históricos, a migrar hacia el Norte. Las historias de quienes se fueron, se quedaron o piensan irse… integran nuestras pequeñas historias de vida. Pero hacía mucho que el tema no era tratado a nivel regional y nacional, con la crudeza o sensibilidad (en dependencia de lo que se consuma) de estos días.
Lo nuevo, ahora, es que se desarticuló una red de traficantes de personas que negociaba por toda Centroamérica con la vida y el pasaporte de algún vecino, amigo o familiar nuestro que andaba tras el amparo de una Ley de ajuste cuyo carácter excepcional para beneficiar el tránsito irregular de cubanos ya ha cobrado demasiadas vidas tanto por mar como por tierra.
“El apuro [ahora] es no perder la política de privilegios. Es no llegar después de la fecha en la que ser un emigrante cubano será lo mismo que ser uno mexicano, colombiano o venezolano, con sus largas pesadillas de indocumentados, deportaciones y cacerías humanas”, escribía la colega Lilibeth Alfonso en su blog.
Irónicamente, hace unos días una nota de la AP revelaba que la fuerza militar costarricense dedicada a combatir la trata de personas tuvo el apoyo de Estados Unidos en la operación del 10 de noviembre, que concluyó con la detención de 12 personas sospechosas de ayudar a ejecutar una banda internacional que cobraba a los inmigrantes cubanos entre 7 000 y 15 000 dólares. [Vea más enCubanos en Costa Rica: Un nuevo dato]
¿Por qué estaría interesado el gobierno norteamericano en desestimular, partiendo de este caso, una emigración que siempre ha “protegido”?
No he leído muchos artículos que respondan a esa pregunta. Ni yo tengo la respuesta, por supuesto.
Antes de que se supiera esa información el Doctor en Ciencias Históricas Jesús Arboleya, especialista en relaciones Cuba-EEUU., había apuntado en Progreso Semanal que una vez que Cuba había liberado la posibilidad de emigrar, carecía de importancia el país de destino escogido por las personas. “El asunto es evitar que la emigración constituya un factor de desestabilización social interna y potenciales conflictos con otros países, incluyendo a Estados Unidos”, escribe el investigador, consciente de que las cosas no son tan fáciles.
Arturo López-Levy, Máster en Estudios Internacionales por la Universidad de Columbia (NYC) y Economía por la Universidad de Carleton (Ottawa), en un artículo publicado en OnCuba, explica que “la administración Obama tiene su cuota de responsabilidad en esta crisis en Centroamérica. No la gestó, pero si ha actuado con negligencia y demora en ejercer su autoridad sobre varias instituciones que responden a la política exterior estadounidense”.
El especialista, además, sugiere posibles pasos que pudieran darse desde la administración estadounidense como el desmontaje de la política que busca desestabilizar el orden político cubano y el programa que incentiva la deserción de médicos, o la imposición de orden y racionalidad en los programas de la USAID, Radio y TV Martí desde donde se exhibe con impunidad una segunda agenda de política exterior por cuenta propia que ha alentado “una estampida de migrantes como la que estamos viendo dada la preocupación por un fin súbito de la Ley de Ajuste Cubano”.
Yo miro las imágenes y solo puedo pensar en lo mal que la estará pasando esa gente en Costa Rica, durmiendo en colchones tirados en el suelo, comiendo como si hubieran acabado de salir de alguna guerra civil aunque no es el caso…. Algunos, sin percepción de riesgo, llevaron niños pequeños en esa aventura que les pudo costar la vida.
Por suerte, Cuba se pronunció. Dijo, en un comunicado donde pone los puntos sobre las íes, que quienes se fueron legales podían regresar a la Patria…
Menos mal.
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